Vomito sangre
sobre tu cadaver
y me sigues
mirando
con esos ojos azules
que tanto
me destruyeron
y me llevaron
de viaje
ida y vuelta
al infierno
y me siguen
en la oscuridad
de mis noches,
entre la muchedumbre,
en algún pasillo,
en alguna esquina,
están ahí,
observando,
siempre observando,
y es imposible
engañarlos
me pierdo
y me raptas
de vuelta
con esa escencia
inconsciente
que me obliga
a querer
lo que nunca quise
el tormento
de una guerra interna,
la locura
de un camino invisible,
la comodidad
de no estar solo,
el deseo
hecho carne
cuando me vaya
no me sigas,
encuentra tu camino,
yo intentaré
dejar el mío
atrás.
Germán Villanueva
No hay comentarios:
Publicar un comentario